A MI NIÑA INTERIOR

Qué fácil resulta a veces olvidarme de ti, de lo que sientes y de lo que gritas. Qué fácil resulta a veces dejarte a un lado y poner por delante cien mil excusas. Eres incondicional, no vas y vienes, no sabes quererme a veces, solo eres capaz de hacerlo siempre. Sientes, necesitas y lloras. También ríes y juegas. Tienes heridas que, si las abrazo, se convierten en benditas. Eres inocencia en forma de niña. Eres alegría infinita. Eres quien me permite descubrir el significado del amor hacia mí misma.

No quisiera olvidar nunca lo importante que eres en mi vida, tú representas mi capacidad de asombro, la confianza y la entrega plena. Me ayudas a ver qué es lo que, de verdad, necesito; qué es lo que realmente importa. Y aun así, querida mía, todavía hoy renuncio a ti sin casi darme cuenta. Cuando te trato mal, te ninguneo, te rechazo, o simplemente no te veo, tú permaneces fiel, en silencio, aletargada, esperando a que yo me de cuenta de mi error. Yo, que para ti soy papá y mamá en una sola persona.

Mi querida niña, te pido perdón por no saber sostenerte y atenderte como mereces y como necesitas, por no honrarte y por todas las veces que me olvido de cuidarte. Te pido perdón por no entender que sin ti no podré ir a ninguna parte, no podré crecer, ni llegar a descubrir que la plenitud es lo tú me regalas por quererte.

Espero que me perdones, ahora sé que cuando no confío en mí, cuando me digo “no puedo”, cuando me castigo, cuando me juzgo o cuando no me atiendo, tú lo recibes porque eres mi espejo. Sufres, te sientes indefensa y no entiendes.

Mi perdón quiere regalarte un compromiso que recordaré a diario. Hoy me comprometo a mirarte, a escucharte y a abrazarte, a mantenerte siempre presente, a escuchar tus risas, tus enfados, tus llantos,…todas tus heridas. Quiero vivir la vida y que vayamos de la mano.

Mi querida niña, me comprometo a aprender a quererte de la misma forma que el Universo nos quiere.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Annie Spratt

Photo by Annie Spratt